Descargar LA MALDICIÓN DE LOS PALMISANO en ePud y PDF Gratis

Una pareja pasea por las calles desiertas de Bellorotondo, un pueblo de montaña en Puglia, bajo un sol abrasador. En algún momento, el hombre se acerca a un monolito dedicado a los soldados caídos de la Primera Guerra Mundial. Cuando lee la lista de fallecidos grabada en una lápida, se asombra al comprobar que la mitad de ellos tienen el mismo apellido: Palmisano. Pero la sorpresa no termina ahí, porque en el cercano monumento dedicado a los caídos en la Segunda Guerra Mundial, ve que la mitad de ellos pertenecen a una sola familia: los Convertini. Entonces un anciano sentado en un banco se despierta de su letargo para contar a los turistas la trágica y ficticia historia de la Maledicione dei Palmisano. Así comienza un viaje a través de la turbulenta historia de Italia en la primera mitad del siglo XX. Una historia sobre dos familias del sur del país, que pertenecen a diferentes clases sociales y con quienes se combinan de manera impredecible circunstancias de guerra, amor, coincidencia y superstición. La siembra tiene lugar en el campo de batalla donde Vito Oronzo Palmisano, hijo de campesinos, acaba compartiendo acequia con un joven del mismo pueblo, Antonio Convertini, hombre de alta alcurnia y heredero natural de un próspero negocio de carpintería. Para el final de la Primera Guerra Mundial no queda mucho y ambos están convencidos de que pueden regresar a salvo a casa, concretamente a Bellorotondo, donde la esperan sus compañeras Donata y Francesca, primas hermanas y amigas desde pequeñas. Pero llegan tristes noticias del frente y las dos mujeres de repente comparten infortunio y un techo bajo la bautizada Casa de las Viudas. Ambos están embarazados, y Donata tiene miedo de creer que hay una maldición sobre la rama masculina del Palmisano y le ruega a Francesca que finja que era de ella y la críe como convertini si tuviera un hijo. . Francesca se mantendrá fiel a su promesa y cuidará tanto del pequeño Vitantonio como de su propia hija Giovanna mientras todo el pueblo piensa que los niños son gemelos. Cuando la tragedia golpea de nuevo y Francesca muere, Donata, una campesina pobre, termina criando a las dos criaturas en un palacio gobernado con mano de hierro por la abuela Ángela y observa cómo su hijo las llama Zia (tía).